martes, 12 de abril de 2016

Albaida del Aljarafe, la Torre Mocha

Muy cerca de mi ciudad se encuentra el pueblo de Albaida, lugar que viene de antiguo, desde los turdetanos que la llamaron Kaelia; después para los romanos fue Laelia,  y con los árabes se la denominó Solucar Al-bayda o lo que es lo mismo, La Blanca. Fue Sanlúcar de Albaida hasta 1916 en que definitivamente se la denominó Albaida del Aljarafe porque está en esa comarca sevillana.

Desde Sevilla por la A-8077, que parte de Camas, se llega a Olivares –el del Conde Duque-, y desde aquí, por la SE-522, encontramos a pocos minutos Albaida. Y ya en el pueblo es fácil localizar el monumento que mejor lo representa, la torre Mocha o de Don Fadrique, que es el motivo de este paseo.

Conquistó esta plaza en 1246 Don Pelayo Pérez de Correa, maestre de la Orden de Santiago, encomendado por el rey Fernando III para que evitara, con la ocupación de todo el Aljarafe, que desde Niebla llegaran refuerzos a Sevilla y rompieran el sitio de Sevilla.
Fernando III muere en 1252 y su heredero, Alfonso X, reparte las tierras conquistadas entre los participantes en la conquista, otorgando el pueblo a su hermano Don Fadrique (1224-1277), que será el primer señor de Albaida. Pero por cuestiones “personales” de las que en otro momento hablaremos, la propiedad pasa al Cabildo Catedralicio, o sea a la Catedral de Sevilla, para volver a Don Fadrique poco después, y por último y definitivamente otra vez a la Catedral. Pero no quedó ahí el ir y venir.
A principios del siglo XVI se enajenaron a las distintas Órdenes militares y a otros propietarios, todos estos lugares para poder venderlos y así hacer caja, que falta le hacía al Emperador. Pero Albaida no fue vendida hasta el año 1578 en que la villa pasó a ser propiedad de don Enrique de Guzmán,  II Conde de Olivares. Reinaba ya Felipe II.
Y como sin darnos cuenta casi enlazamos todo esto con la actualidad. A ver:
A don Enrique de Guzmán,  II Conde de Olivares le sucede su hijo Gaspar, el valido de Felipe IV, o sea el Conde Duque, a cuya muerte y después del reparto de sus posesiones, el lugar de Albaida pasa a su sobrino don Luis Méndez de Haro, y de éste a su hijo Gaspar de Haro Guzmán, y de éste a su hija Catalina, que casa con Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba, y de estos dos a su hija Dª María Teresa Álvarez de Toledo Haro y Guzmán, que unifica en su persona las casas de Alba y Olivares. La Duquesa de Alba ya estaba llamando a la puerta.
Después de esto, un descanso que toca la desamortización de Mendizábal y la supresión de señoríos.
Desde entonces y hasta hoy, Albaida es municipio independiente, lejos de la pretensión que hubo de que fuera pedanía de Olivares.
Decía que ahí, en Albaida, al noroeste de la población y en un privilegiado mirador, se encuentra la Torre Mocha o Torre de Don Fadrique que fue quien mandó construirla:
“El Infante Don Fadrique mando fazer esta torre”; así de claro lo deja una lápida empotrada en la torre, sobre la puerta.  Aunque hay versiones que dicen que lo mandó hacer Don Fadrique fue reconstruir y adaptar otra ya existente de origen árabe; y que los árabes la levantaron sobre otra romana, y…
Puerta de la torre, sobre ella la inscripción sobre su construcción
Su construcción, allá por 1253, se justifica por la seguridad de que, a pesar de haber sido derrotados los moros, estos podían acometer nuevas invasiones.
Evidentemente no es ésta la única torre de la comarca edificada con estos fines: también la de San Antonio, a pocos kilómetros de aquí camino de Gerena, la de Loreto en Espartinas y otras.  Se creaba así una línea de atalayas, a modo de primer recinto defensivo de Sevilla, que estratégicamente dominaba casi todo el valle del Guadiamar y el camino desde Niebla.
Terminada la Reconquista “desapareció” el motivo para el que fue construida, o sea vigilancia y defensa, por lo que se demolieron sus elementos defensivos. Lo mismo les sucedió a las demás torres que, a partir de entonces se las llamó Torres Mochas. La demolición de almenas y matacanes, y la imagen que este hecho tuvo, sirvió también para controlar el incipiente poder de la nobleza local. El resultado hoy en día es que es difícil saber cómo fue su aspecto original.
Desde 1877, en el escudo de Albaida figura una torre que hay en esta Villa, edificada por el infante Alfadrique”
Se accede al lugar cómodamente –está en el núcleo urbano- y lo primero que se aprecia es su más que aceptable buen estado de salud. Cuando la visité, en septiembre de 2008, que ya ha llovido desde entonces, estaba cerrada con cadena y candado, por lo que no pude ver su interior, resignándome a pasearla por el exterior. Así que he de conformarme con descripciones que encuentro en la red, y que supongo son exactas.
Esta torre debió ser una edificación aislada, desde el punto de vista militar. No se han encontrado en su entorno restos de otras que pudieran sugerir que formaba parte de un conjunto mayor.

Toca ahora describirla.
La torre se alza sobre un pedestal macizo de 2’40 metros de altura y 0’50 de retallo, de “hormigón”  y sillares en las gruesas esquinas. A partir de ahí, gruesos muros de las mismas características, y sillares también  en esquinas y alrededor de la puerta. En su fachada trasera, dos pequeños huecos, saeteras,  presentan mochetas de ladrillo. Su base es rectangular, exactamente mide 10.15 metros de largo por 8.30 metros de ancho (10 x 12 varas castellanas, medida no exacta que variaba según el lugar). A 0’85 metros del retallo del pedestal, sobre elevada, está la puerta, de 2’35 metros de altura y 1’15 de ancho y rematada por un arco escarzano en el que queda inscrito otro adintelado. Toda esta disposición da a entender que el acceso debía hacerse mediante una escalera que era retirada hacia el interior de la torre una vez se accedía a su interior.
Dentro, sólo una cámara de 2’25 por 2’25 metros, revestida de ladrillo y cubierta por una bóveda de arista que fue reedificada en 1999. También son de arista, y de ladrillo, las bóvedas que cubren los tres tramos de rampas que llevan hasta la planta superior.

Como en tantos otros lugares, y éste no iba a ser menos, aquí también se habla de túneles que partían de la torre para comunicarse con otros edificios del pueblo. Ni que decir tiene que no se ha encontrado ni uno de esos túneles. Como en tantos otros lugares.

Propiedad: Ayuntamiento de Albaida del Aljarafe
Protección:
—Desde 1933 está incluido en el reconocimiento especial a los castillos de la comunidad por parte de la Junta de Andalucía.
—Monumento de interés histórico artístico según la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

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