Paseo hoy por una de las muchas
torres señoriales de España; concretamente del norte de España, que es por
donde las torres tienen mayor dosis de señorío. Ésta, desde luego lo tiene, y mucho. Basta mirarla unos minutos (en
fotografías yo la había visto y revisto decenas de veces, y desde todas las
posturas) para darse cuenta de ello, para sentir su fuerza y su seguridad.
Parece una jactancia por mi parte, pero es que es así: todos sus elementos
están tan bien dispuestos que transmite una sensación de infinito equilibrio. O
tal vez sean mis ojos.
Fachada noreste de la torre |
Se trata de la torre que está en Mendoza, concejo que
pertenece al municipio de Vitoria, y geográficamente está incluido en la
comarca, que por allí llaman “cuadrillas”, también de Vitoria.
No se vanaglorian en este
lugar de un pasado romano, como es lo normal en tantos y tantos sitios, sino de
otro mucho más reciente. Bueno, si al siglo XI lo calificamos como reciente.
Fue por esas fechas cuando un
tal López Sánchez, primer señor de Llodio y señor de Álava, nieto de Íñigo
López, casó con Sancha Díaz, la cual llevaba en su dote de boda dos tierrecitas:
Mendoza y Frías. Pues el primer nieto de este matrimonio, Lope Íñiguez,
incorporó a sus apellidos el de Mendoza, pasando a llamarse Lope Íñiguez de
Mendoza.
Un hijo del anterior, Íñigo
López de Mendoza, construyó la torre que hoy me ocupa a principios del siglo
XIII. Y entre sus méritos militares cabe destacar que fue uno de los que en la
batalla de las Navas de Tolosa, 16 de julio de 1212, rompió el cerco de cadenas
de Miramamolín (Muhamad An-Nasir). En honor a ello, añadió a su escudo de armas
una orla de cadenas.
Hasta el siglo XIV, lo que hoy
es Mendoza fueron dos poblaciones: Mendoza y Mendívil. A partir de entonces ya
formaron un solo lugar, aunque se les llamaba con el único nombre de Mendoza
y Mendívil.
Junto con la villa de
Estarrona formó Mendoza la Hermandad (otra división administrativa más, hermandad
= agrupación de villas) de Mendoza, que en el siglo XIX pasaría a ser un
municipio único.
Mientras tanto, la propiedad
de la torre estuvo en manos del ducado del Infantado, al ser ésta la rama
principal del linaje de los Mendoza (el primer duque del Infantado fue Diego
Hurtado de Mendoza, título que le fue concedido por los Reyes Católicos en
1475).
Hasta que en 1856 venden la
torre a un tal Bruno Martínez de Aragón y Fernández Gamboa (aunque en la red encuentro otro apellido,
concretamente y Echanove)
Y es que hacía tiempo que sus
dueños habían abandonado las tierras de sus orígenes. Fue en el siglo XV cuando
se instalaron en Guadalajara, y llegaron a ser una de las familias más poderosas
de la corte, pues eran señores de más de ochocientas villas.
Llegamos a mediados del pasado
siglo, exactamente a 1965, en que Mendoza es absorbido por Vitoria, siendo en
la actualidad lo dicho al principio: un concejo perteneciente al municipio de
Vitoria.
Es por esos años cuando su
propietario cede el uso de la torre a la Diputación Foral de Álava, que lo
restaura con el fin de darle un uso público y restituir su esplendor.
Se incorporaron detalles arquitectónicos
seguramente perdidos, como saeteras, almenas y los matacanes. Finalmente se
instaló el Museo de Heráldica Alavesa, porque contenidos hay para llenar la
torre, que a linajes y a todos sus sinónimos no se les gana a los vascos. Se
habilitó para ello una de las plantas de la torre, y en el exterior se
dispusieron escudos donados por la aristocracia alavesa.
Pero hubo de cerrase por
motivos legales, ya que incumplió las posteriores normativas sobre
accesibilidad, y no era ese un asunto suficiente como para transformar el
interior de la torre.
En diciembre de 2012 la torre
volvió a sus propietarios, y desde entonces permanece cerrada al público.
Decía que desvié mi camino un par de horas, cuando
atravesaba la Llanada Alavesa, para poder ver esta torre. Y a pesar de estar su
puerta cerrada, como tantas otras fortificaciones, el paseo perimetral no
decepcionó; ni el pueblo ni el entorno. Lástima no haber podido disfrutar del
paisaje desde su última planta; así que hube de conformarme con lo que desde el
exterior, y desde el la tierra firme, se veía.
La torre está rodeada por un muro del que
parece sobre
salir en exceso, y que conforma un perímetro rectangular, con cubos
de más de seis metros de diámetro en sus esquinas. La puerta, bajo un arco ligeramente
apuntado, se abre hacia el suroeste. Todo el muro, de cinco metros de altura y
1’70 metros de espesor, junto con los cubos, están ejecutados con mampuestos de
piedra caliza, unidos por una traba bastante irregular que queda disimulada por
su correcta y ”reciente”
restauración. A lo largo de sus lienzos, y también en los cubos, se abren
pequeñas y sencillas saeteras. Solo los cubos disponen de almenado.
La torre es muy alta, 21 metros, y una planta
rectangular de 11 por 13 metros. Sus muros llegan a tener 1’30 metros de
espesor, ejecutados como la muralla, con mampuestos, aunque en las esquinas,
arcos, jambas y dinteles se utilizaron sillares de regular hechura. Al igual
que la muralla, aquí también se aprecian pequeñas saeteras en todos sus lados,
además de otros huecos, dos por fachada, dispuestos de la misma forma y
ubicación en cada una de ellas.
En la última planta, y centrados en cada
fachada, un matacán con ladronera que parecen sostener la cubierta. Ésta es de
madera, a cuatro aguas y con faldones de tejas.
Hasta aquí lo que desde fuera se observa,
porque para describir su interior hay que recurrir a las notas que llevo de la red. Y que dicen que:
Su
interior está dividido en cinco plantas, incluyendo la baja, en la que
probablemente estuviera el cuerpo de guardia y la cocina; la primera y segunda
se dedicarían a residencia, y el resto, al ser las más altas, tendrían un uso
exclusivamente defensivo.
Todos
sus forjados son de madera.
La
muralla debió tener parapeto almenado y camino de ronda, hoy desaparecidos.
Tuvo
foso, formando el cercano río Laña parte de él.
La torre desde el río Laña |
Nombre: Torre de o de los Mendoza
Municipio: Vitoria
Localidad: Mendoza
Provincia: Álava
Tipología: Torre señorial-residencia.
Época de construcción: siglo XIII
Estado: En muy buen estado conservación. Fue restaurada por
la Diputación Foral de Álava en 1963
Protección: Bajo la protección de la Declaración
genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el
Patrimonio Histórico Español.
En 1984 fue
declarado Monumento.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se
incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará
todo lo posible por visitarla.
Visitas: Sólo el exterior. El edificio está cerrado desde que también lo fue el museo de Heráldica
Alavesa, y su uso y disfrute revertido a sus propietarios.
Otras cuestiones de interés: Un paseo por el pueblo, tranquilo hasta la saciedad; un vistazo a la picota
del siglo XVI, con sus escudos, cadenas y argollas, y mirar la torre desde la
otra orilla del río Laña, para imaginarlo como foso natural que fue.
Cómo llegar: Por la autovía E-5 o A-1, la N-1 de toda la vida, sentido norte; y hacia el
kilómetro 345 tomar la salida. En pocos minutos se llega a Mendoza; la torre se
divisa desde lejos con nitidez, es la referencia.
Nos vamos |
Muy interesante el blog. Me ha encantado esta entrada de mi tierra. Fui uno de los muchos que pudo verla durante los noventa cuando estaba abierta. Una pena que siga cerrada. Cercana a ella se encuentra la Torre de Martioda, recientemente rehabilitada. Saludos (Edujoser)
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