martes, 26 de diciembre de 2017

Paymogo, Castillo de Paymogo

Al este de la provincia de Huelva, en la comarca del Andévalo, muy cerca de Portugal, está Paymogo. Y como creía que por Paymogo no se pasaba, sino que se iba, allí que fui a ver su castillo, o mejor, su fuerte, porque es fuerte y no castillo, aunque comúnmente sea esto último. Luego supe, mirando un mapa, que la fina línea del Chanza se salta gracias a un puente nuevo, por lo que a Portugal se puede ir pasando por Paymogo. Vaya calor que hacía ese día, apenas por las calles se veía vida, por lo que la visita se adivinaba corta: el castillo y nada más.

El castillo de Paymogo desde el este.

Desde que conocí su existencia, me ha llamado la atención su nombre, Paymogo; incluso me pareció, perdonadme, cómico. Una vez conocido los orígenes de tan singular topónimo cambié de opinión.
Son dos las versiones que se disputan el origen de tan “extraño” nombre. La primera habla de la existencia de un hechicero, vaya usted a saber cuándo, recolector de hierbas silvestres, que poseía grandes poderes curativos;  tal fue su fama que a estas tierras se las llamó el país del Mago, nombre que con el tiempo quedó transformado en Paimogo.
La segunda se aleja de la leyenda para hacérnoslo más creíble, y para ello simplifica su origen diciendo que pai deriva del latín pagus, pueblo o aldea, y mogo viene a ser algo así como mojón. Conclusión: Paimogo designaba un pueblo situado en un límite o en una frontera. Luego, en el siglo XIX se decide cambiar la i por y, con lo que el topónimo quedó tal y como hoy lo nombramos, Paymogo.

Explanada frente a la iglesia

Seguramente el lugar ha estado poblado desde tiempos remotos, como todos. Pero datos fidedignos se tienen desde mediados del siglo XIII en que los Templarios que acompañaban al rey Fernando III,  conquistaron estas tierras.
A continuación, un salto en el tiempo y nos ponemos en el siglo XVII, etapa de prosperidad y de enfrentamientos con Portugal. Es el momento de la Guerra de Restauración y sus consecuencias: invasiones hacia y desde Portugal a principios del siglo XVIII, lo que obligó a la construcción de fortificaciones a lo largo de la frontera y a ambos lados, y provocó el despoblamiento de  todo el Andévalo occidental.
Durante el siglo XIX, y ya más tranquilos, son las minas de pirita, hierro y cobre, las que hacen elevar el bienestar económico del pueblo. Pero tras su cierre, estas tierras vuelven a sustentarse por la agricultura y la ganadería. Y así hasta hoy.
El castillo se encuentra en el extremo norte de la población, destacando sobre un ligero promontorio. Desde ahí domina con claridad las tierras del noroeste y los caminos desde Portugal. A sus pies, y hacia el sureste, el caserío se desparrama tranquilo bajo su protección.
 El acceso al castillo es libre, una cancela abierta me lo permite. Paseo tranquilamente por sus adarves y baluartes, miro el extenso paisaje y aguanto resignadamente el calor.

La iglesia desde el baluarte este

Leo que el actual castillo está levantado sobre otro del siglo XV, del cual no encuentro nada, así que lo que aquí se diga será sólo del fuerte actual.
Éste fue construido a mediados del siglo XVII, entre 1644 y 1666, en el contexto de las guerras contra Portugal que supusieron su independencia del reino de España, por lo que su tipología es la de fuerte abaluartado. Durante estos enfrentamientos, la población fue arrasada dos veces.
En su interior se edificó una iglesia que sirviera de refugio de la población, además de lugar de culto. Este hecho, la construcción de la iglesia,  llama la atención pues al ser un edificio que sobresale sobre las murallas del fuerte, hace pensar que debió ser un buen blanco en el paisaje al que apuntaran los cañones portugueses.
Hasta mediados del siglo XIX contó con una guarnición estable. Perdido su interés militar y estratégico, quedó abandonado a su suerte.

(de bibliotecavirtualdeladefensa.es)


Adarve que une los baluarte norte y este. Bajo el parapeto, la banqueta para los fusileros.

El recinto estuvo rodeado por un antemuro en forma de estrella de ocho puntas. El acceso se abría en la fachada sureste y quedaba protegido por el baluarte sur. Inmediatamente después se levantaba un revellín. Tanto éste como la muralla han desaparecido, presentando actualmente una amplia explanada desde la que se accede a la iglesia.
El castillo que hoy vemos está formado por cuatro baluartes unidos entre sí por murallas que proyectan una planta rectangular, orientándose cada baluarte, más o menos, hacia los puntos cardinales. Los baluartes, que contaban con dos cañones cada uno, fueron reformados en el siglo XIX para poder alojar más piezas de artillería.
Fueron construidos sus muros con lascas de pizarra, rellenos de piedras, y enfoscados de cal de gran espesor. Los pavimentos de los adarves son guijarros de piedras, y en algunos tramos aún se observan los originales.
Las dependencias del castillo debieron estar adosadas, algunas, a los muros de la iglesia. Hoy podemos apreciar los arranques de los muros de otras, adosados al lienzo que une los baluartes este y norte. El castillo contó, además de los espacios correspondientes a la guarnición y residencia del alcaide, con cuadras, almacenes, polvorín, cocina y aljibe. 
Los baluartes tuvieron tres rampas de acceso: una hacia el sur, desaparecida; por la del lado noreste accedo, y  la tercera, junto al baluarte oeste que está cerrada por una reja.

Lo que queda de las dependencias interiores, adosado al muro noreste.

La iglesia está cerrada. Leo que está en buen estado, que se restauraron unos frisos y el campanario, y que se limpió todo su perímetro para dejarla totalmente exenta de la muralla; pero lo que veo  en sus fachadas me hace pensar otra cosa, su aspecto exterior deja mucho que desear.

La Iglesia desde el baluarte sur.


RESUMIENDO:







 
Nombre: Castillo de Paymogo.
Localidad: Paymogo.
Municipio: Paymogo.
Provincia: Huelva.

Tipología: Castillo-fuerte
Época de construcción: Siglo XVII
Obras posteriores: En 2000 se intervino parcialmente en su recuperación.
Estado: Murallas y baluartes consolidados. Menos es nada. Pero no habría que dejarlo ahí.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Declarado monumento nacional el 22 de abril de 1944.
Está incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural Europeo (IPCE)
Bien de Interés Cultural, catalogado por la Junta de Andalucía.

Propiedad y uso: titularidad pública; sin uso definido, paseas por él y contemplas el paisaje. La Iglesia es la parroquia del pueblo y se dedica al culto.
Visitas: Acceso libre.
                 Estuve por allí en abril de 2017.
Mi clasificación (2): si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.

Otras cuestiones de interés:
La ermita de San Sebastián, el patrón del pueblo; y la casa de Manuel María de Soto Vázquez.
Profusión de fiestas y eventos, tales como un festival Flamenco, Carnavales, la Romería de la Santa Cruz, Verbenas, Feria de agosto y Feria  del gurumelo. Y los Pirulitos de San Juan Y San Pedro. Como se puede ver, todo el año ocupado. Consulten la web del ayuntamiento.

Cómo llegar: desde Sevilla, tomar la A-66 o E-803 hasta la salida 782 dirección Portugal. Continuar hasta Rosal de la Frontera, giro a la izquierda aquí y por la A-495 continuamos hasta Santa Bárbara de Casa. Buscar la HU-741 que nos llevará a Paymogo. Este es un buen camino para dar una vuelta, de paso, por la sierra de Huelva, que siempre es de agradecer.
Pero también se puede tomar la A-49 dirección Portugal hasta la salida 87 para coger la N-431, y por ella hasta Gibraleón, girar hacia la A-495 que nos llevará hasta Alosno y por la HU-4403 hasta Puebla de Guzmán. Desde aquí, por la HU-5401, llegamos sin dificultad a Paymogo.




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